Corrientes, sábado 20 de abril de 2024

Especiales
EXPOSICIÓN DE DISEÑOS Y OBJETOS HISTÓRICOS

Uniformes del siglo XIX hasta una lanza de San Lorenzo se exponen en Casa Molinas

19-02-2020
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Foto: Uniforme de Cazadores de General Necochea. Ph. Facundo Sagardoy.

(Por Facundo Sagardoy para momarandu.com) Uniformes creados por el general José de San Martín para Granaderos a Caballo, Ocho de Infantería, Once de Infantería, Artilleros de los Andes y Cazadores de General Necochea reunidos junto objetos de época - entre los cuales destaca una lanza del Combate de San Lorenzo -, resumen en Corrientes una muestra singular del legado identitario que el Libertador creó en el seno de las campañas independentistas con las que durante el siglo XIX libró a América del yugo colonial.

Se trata de una muestra temporaria auspiciada por el Instituto Sanmartiniano de Corrientes, que tiene por objetivo desarrollar la educación patriótica en torno a las figuras del prócer Libertador de América, José Francisco de San Martín y Matorras, y del soldado heroico, sargento Juan Bautista Cabral.

Bajo el título “San Martín y Cabral, un destino encadenado”, la exhibición se encuentra abierta en Casa Molinas, sitio histórico, -Pellegrini 937 de la Ciudad de Corrientes-, hasta el 25 de febrero próximo, día en el que Argentina y países limítrofes recuerdan el nacimiento del Padre de la Patria.

La muestra se encuentra abierta a los visitantes desde el 3 de febrero, cuando fue inaugurada en el marco del “207º aniversario del combate de San Lorenzo y paso a la inmortalidad del Sargento Cabral”, hecho ocurrido en el Convento de San Carlos Borromeo, en San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813.


Foto: Gaspar Moreno. 

Al paso de cientos de visitantes, desde la primera semana de este mes, esta singular colección de objetos usados en la batalla de San Lorenzo y de trajes creados en base a diseños concebidos por el Libertador de América, se constituye insignia de la identidad argentina.

El día de su apertura, una guardia de Granaderos a Caballo montó junto las puertas de la Casa Museo.

"Estos son todos los uniformes de los regimientos que San Martín había diseñado en nuestro territorio”, dice a momarandu.com junto al pórtico principal el Dr. Gaspar Moreno, propietario de la colección y presidente del Instituto Sanmartiniano, que auspicia la muestra.

En ella, “se aprecian el uniforme de Granaderos a Caballo y el Ocho de Infantería, el Artillero de los Andes, el Once de Infantería, Cazadores a Caballo y el Artillero de los Andes", detalla.

COMPONENTE AFRODESCENDIENTE EN LAS FUERZAS LIBERTADORAS

Al pasar hacia la muestra, el Dr. Gaspar Moreno, indica como primer elemento destacado, el uniforme del Ocho de Infantería: "Los Negros que combatieron la batalla de Maipú" el 5 de abril de 1818, en Valle del Maipo, Chile, expresa. 

La Batalla de Maipú fue un enfrentamiento armado decisivo dentro del contexto de la campaña libertadora.


Foto: Uniforme del Regimiento N°8 de Infantería.

La victoria en este enfrentamiento permitió a San Martín asegurar la independencia de Chile, y desencadenar una serie de ventajas en relación a la Campaña Libertadora y su plan continental, que incluyeron un gran impulso anímico a las tropas, otras victorias, la Independencia de Perú, entre otras. Además, constituyó un ejemplo de táctica aplicada en el terreno al emplear en oportunidad la reserva.

"El Ocho de Infantería, los Negros que combatieron en Maipú - 5 de abril de 1818-, fueron casi exterminados bajo el mando de Bernardo O'Higgins, por un error estratégico de Bernardo O'Higgins en "la Batalla de Chacabuco", el 12 de febrero de 1817, subraya Moreno.

Gaspar Moreno, recuerda cómo por la carga anticipada de O’Higgins "casi fracasa la Batalla de Chacabuco", con el Ocho de Infantería en ella.

Ese día, O'Higgins carga anticipadamente a los españoles sin esperar la llegada de Miguel Estanislao Soler. "Un apuro de Bernardo O'Higgins por vengarse por el desastre de la Batalla de Rancagua -1 y 2 de octubre de 1814-", explica Gaspar Moreno.


Foto: Uniforme del Regimiento N°8 de Infantería.

De acuerdo a los registros de la época, el Batallón N° 8 de Infantería, también llamado "Batallón de Libertos", se organizó en 1814 y recreó un cuerpo homónimo forjado por Manuel Belgrano un año antes en la coyuntura de la segunda campaña al Alto Perú, que fue diezmado en la batalla de Vilcapugio.

Al momento del cruce de los Andes el Batallón N° 8, reunía algo más de 800 hombres distribuidos en 2 jefes, 29 oficiales y 783 soldados de tropa.

Tras la derrota en Cancha Rayada, antes de la Batalla de Maipú, San Martín tuvo un arduo trabajo para reorganizar el Ejército Unido. Como primera medida, viajó a Santiago de Chile para acallar los rumores de su muerte, restablecer la confianza pública y subir la moral de sus hombres. Además, debió rearmarse y conseguir municiones y artillería, luego de que gran parte se perdiera en manos del enemigo.

Cuando los realistas se enteraron de la reconformación de las fuerzas patriotas, partieron desde Talca rumbo a Santiago, movimientos de los cuales San Martín se mantuvo al corriente a través de sus tropas de exploración. A principios de abril, el Ejército Unido era nuevamente una fuerza sólida que contaba con 5400 hombres y 21 piezas de artillería.

Entonces, las tropas patriotas estaban integradas por unos 3500 hombres en total: el batallón Nº 1 de Cazadores de los Andes y Nº 11 de Infantería, con el apoyo de los batallones 7 y 8 de Infantería, y 4 escuadrones de Granaderos a Caballo.

En la madrugada del día 12, el general San Martín decidió atacar. El plan era usar una táctica de pinzas para encerrar a las tropas enemigas por el frente y la retaguardia, y para ello dividió a las fuerzas disponibles en dos: la Primera División o ala derecha al mando de Miguel Estanislao Soler (2000 hombres), debía atacar por el oeste. La Segunda División o ala izquierda al mando de Bernardo O'Higgins (1500 hombres), debía atacar por el este.

En principio, la orden a O'Higgins era demorar el combate hasta la llegada de Soler, para atacar juntos al grueso del Ejército Realista. Uno por el este, otro por el oeste. Y la columna al mando de San Martín, por el frente.


Foto: Regimiento N°8 de Infantería.

Llegado el momento, O'Higgins se impacienta, y al no recibir órdenes decide avanzar hacia el cerro Los Halcones. Allí desplegó sus fuerzas e inició solo el ataque, mientras un mensajero fue enviado para informarle la situación San Martín. Sin embargo, el terreno no era propicio para el ataque. Había quebradas que dificultaban el avance de la caballería, y esa primera carga de O'Higgins contra los españoles fue vencida debiendo a retroceder.

ONCE DE INFANTERÍA Y ARTILLERO DE LOS ANDES

En el mismo salón, dentro de Casa Molina, a sólo unos pasos, también se encuentra "el Artillero de los Andes" y el "Once de Infantería".

"Esa es una creación del Libertador; es un Regimiento que formó en Mendoza, y fueron los que, con Heras, llegaron a reconcentrar, otra vez, al Ejército de los Antes luego del desastre de Cancha Rayada -16 de marzo de 1818-. Ellos llevan todo hacia adelante; son los Leones de Talcahuano, porque fueron los responsables de la toma de la Fortificación de Talcahuano, al sur de Chile", comenta Gaspar Moreno.


Foto: Uniforme del Regimiento N°11.

Esta unidad fue creada por el general José de San Martín el 8 de noviembre de 1814 con el nombre de "Batallón 11 de Infantería de Línea". En un principio estuvo compuesta por soldados del Cuerpo de Auxiliares Chilenos, que habían llegado a Cuyo exiliados tras la derrota de Rancagua, para proveer seguridad a Las Heras ante la posibilidad de que los realistas chilenos cruzaran a Mendoza.

El entonces Batallón Número 11 de Línea tuvo una activa participación en la batalla de Maipú. Combatió formando parte de la División al mando del Coronel Juan Gregorio de Las Heras, que accionó sobre el ala derecha del dispositivo realista. Luego de las acciones principales, fue encomendado a la difícil tarea de asaltar el Caserío de Espejo, para limpiar las últimas posiciones realistas que continuaban resistiendo. El 11 de Línea con un asalto arrollador sobre el mencionado caserío, logró derrotar al último foco de resistencia realista, gracias al estudiado plan que puso en ejecución el Coronel Las Heras.


Foto: Uniforme del Regimiento N°11 junto a lanza del combate de San Lorenzo. 


El Regimiento de Infantería de Montaña 11 "General Las Heras", hoy es una unidad del Ejército Argentino asentado en la ciudad de Tupungato, Provincia de Mendoza desde 1964.

Por su parte, Batallón de Artillería de los Andes procede del Regimiento de Artillería de la Patria, Real Cuerpo de Artillería de las Provincias Unidas del Río de la Plata creado el 2 de marzo de 1812, que hizo todas las campañas de la independencia. En Cuyo, en 1817, con las fuerzas de artillería se formó a 12 piezas con el nombre de Artillería de los Andes, al mando del Comandante Pedro Regalado de la Plaza. 


Foto: Artillero de los Andes. 

A través de los pasos de Uspallata y Los Patos, la unidad marchó fraccionada a Chile, participando en todas las acciones militares. Intervino también, operativamente, en la expedición libertadora del Perú. Sus sobrevivientes, regresaron en 1823. 

CAZADORES DE GENERAL NECOCHEA

Gaspar Moreno también destaca en su colección la presencia de "un uniforme verde, que pertenece a los Cazadores de General Necochea".


Foto: Uniforme del Cazadores a Caballo o Cazadores de Necochea. 

"Se puede apreciar el uniforme verde, que pertenece a los Cazadores de General Necochea. El General Necochea fue su primer jefe, después de Chacabuco. Combatieron heroicamente, porque junto a ellos San Martín se larga a la carga cuando ve que peligra la batalla, él toma el mando, toma la bandera y se va a la carga escoltado por los Cazadores de General Necochea. Con ellos, arma el Regimiento con el Quinto escuadrón de Granaderos a Caballo", detalla el presidente del Instituto Sanmartiniano. 

Esta Unidad nace en 1816 por inspiración del General José de San Martín, quien le dio vida a través de la organización del entonces 5to Escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo, del cual fue su primer jefe, el entonces Sargento Mayor Mariano Necochea.

En ese entonces, se desempeñó como escuadrón escolta del padre de la Patria.

Fue creado oficialmente como Regimiento 8 de Caballería de línea el 19 de julio de 1826 a raíz de la Guerra del Brasil, por decreto del entonces presidente Bernardino Rivadavia. Su primer jefe fue el coronel Juan Zufriategui.

REGIMIENTO DE GRANADEROS A CABALLO

En la muestra también puede apreciarse un uniforme del emblemático Regimiento de Granaderos a Caballo. 

El Regimiento de Granaderos a Caballo "General San Martín" (RGC) es una unidad del arma de caballería del Ejército Argentino, que actualmente se desempeña, como desde 1907, desde la presidencia de Figueroa Alcorta, la función de ser Escolta Presidencial. 


Foto: Uniforme de Granaderos a Caballo. 

De acuerdo a los registros de la época, la organización primitiva de este cuerpo modelo que llegó a componerse de cuatro escuadrones era el siguiente:

Jefes y oficiales. Sombrero Falucho, y en cuartel, gorra azul chata ó de pastel sin visera y de galón ancho, Casaca larga de paño azul, peto acolchado, vivada con nueve botones dorados, y dos granadas de oro en el extremo de cada faldón, corbatín calzón de punto o de brin blanco bien ajustado, bota granadera con espolín, catalejo militar, y cartera pendiente al costado de una especie de bandolera donde guardaban los avíos para levantar croquis del terreno у un diario prolijo de la marcha, obligados a llevar. Espada sable de 36 pulgadas, guante de ante con manoplas, capote de paño. Silla húngara con pistoleras cubierta hasta el arzón con un chabrac de paño azul con franja de oro con granadas de lo mismo en sus dos ángulos los que remataban en una borla balija a la grupa.

Tropa. Gorra azul de pastel sin visera, o casco sencillo carrillera de metal escamado, granada al frente y un pompón verde, cambiado poco después por el penacho punzó alto. Casaca larga azul, vivos encarnados, con palas de bronce escamado y cuatro granadas amarillas en el extremo de los faldones, botón dorado con el sol y el lema: "viva la patria" y en el extremo del reverso «granaderos a caballo», calzón azul de paño, bota granadera con espuela de fierro; capote. Su arnés consistía en el sable corvo adelgazado a "molejón", carabina de chispa, y lanza. No permitiéndole caballo de diestro, el de montar era generalmente tordo, crinado, de cola al corvejón, herrado y mantenido á pienso; formando su arreo al recado del país, cubierto con un caparazón de paño azul, adornado de fajas, y dos granadas con borlas punzó en las puntas; valija de cuero. En la lista contestaba el granadero por su nombre de guerra. Ningún oficial podía tutearlo ni ocuparlo en servicio alguno que no fuera estrictamente militar. Una mancha, raspón en el uniforme, un botón menos ó mal abrochado costaba un día de policía. Acostumbraban el pelo corto y la mirada más arriba del horizonte.



El Regimiento de Granaderos a Caballo, como tal, fue creado el 16 de marzo de 1812 por el General San Martín a pedido del Primer Triunvirato. 

Su bautismo de fuego fue el 3 de febrero de 1813, en el combate de San Lorenzo. Allí 120 granaderos enfrentaron a 250 españoles. Además, participaron del combate de Chacabuco en 1817. Cruzando la Cordillera y participando en la liberación de Chile, ese mismo año, el Regimiento formaría parte del Ejército de los Andes.

Para la organización de ese cuerpo militar el Libertador pretendía soldados apasionados por la Patria y el deber, seleccionados y disciplinados austeramente, orgullosos de su Regimiento, conscientes de su propio valor, poseedores de un alto sentido de la responsabilidad y de la dignidad humana. Para esto, San Martín estableció un código de disciplina que todavía rige el accionar diario de los Granaderos a Caballo.


BATALLA DE SAN LORENZO, TESÓN DE GRANADEROS

Gaspar Moreno expresa a momarandu.com que los uniformes que ha expuesto no datan el lapso de tiempo que representan, pero asegura que su valor histórico es muy valioso desde el punto de vista alegórico debido a que junto a ellos se muestran al público objetos que sí han sido parte de los hechos que componen la campaña libertadora del General San Martín.

"Los uniformes no son de esa época, pero sí pertenecen a la unidad histórica. Estos también son los que hoy usan los regimientos históricos en el país", destaca.



Junto a ellos, se encuentran "una lanza del Combate de San Lorenzo, una vaina, también, de recolección superficial del Combate de San Lorenzo, un puño, que fue encontrado en el mismo campo de batalla, un puño perteneciente a algún marino de la flota española", agrega Moreno.

Además, en la muestra "se puede observar la réplica exacta del sable corvo de San Martín", afirma. "Hay muchos elementos, y algunos estuvieron en la campaña de la independencia", afirma.

El presidente del Instituto Sanmartiniano dice que "todo tiene importancia", que todo se debe "ver y observar", y que "todo hace al acervo".

"El hecho que los jóvenes puedan observar la bayoneta, les da la idea de cómo Cabral muere, cuando muere por dos bayonetazos de esa arma, dos bayonetazos por la espalda", reflexiona Moreno.

"Todo eso obliga observar a estos objetos en el contexto en el que ellos los tenían", indica.



"Nuestro ejército era rudimentario, muy pobre, siempre se tuvo que rebuscar. San Martín fue un genio en tener que armar un Ejército profesional, y de tal manera que, en San Lorenzo, tuvo una demostración cabal de lo que él enseñó", expresa.

"En San Lorenzo, San Martín rueda con su caballo, porque lo matan. Él queda aprisionado bajo el caballo. El capitán Justo Bermúdez, por la derecha, se abre demasiado, recibe un disparo de artillería de los barcos, una esquirla de esa bala le destruye la rótula y cae. El teniente Manuel Díaz Vélez, por el impacto de la carga, se desbarranca con el caballo y también termina herido. Cruzado por dos bayonetazos, cae prisionero", recuerda.

"En un momento del combate, si bien es cierto que duró quince minutos, nada más, los tres jefes estuvieron fuera del combate. Generalmente, las tropas sin jefe quedan totalmente descabezadas, y no tienen mando, pero las de ellos estaban tan bien preparadas mental y físicamente que eso no les importó eso. En este caso, el combate llegó a un buen fin, gracias a al tesón de los granaderos", remarca.

VOLVER A LAS FUENTES

Gaspar Moreno también dice a momarandu.com que la juventud debe volver a las fuentes de la historia nacional y recuerda cómo fue comenzó a coleccionar objetos y cómo fue que incorporó a su acervo la lanza que de la Batalla de San Lorenzo que hoy expone en su muestra.

"Las piezas son de mi propiedad. Pero pertenezco al Instituto. Soy el presidente del Instituto Sanmartiniano. Gracias a la colaboración de la señora directora de esta Institución, Casa Molinas, Marisa Duarte, tenemos la posibilidad de poder ser conocidos por el resto de la sociedad correntina y, por supuesto, por los turistas, y visitantes", afirma.

"El Instituto Sanmartiniano tendrá un lugarcito en el Colegio Nacional", comenta. "Ahí va a tener su sede, dentro del Colegio Nacional, en contacto con el estudiantado, algo que a nosotros nos interesa mucho", sostiene. "Nosotros debemos volver a nuestras fuentes, y quién mejor para volver a nuestras fuentes que el general San Martín, Padre de la Patria", expresa.



"Cuando era muy pequeño comencé a coleccionar monedas. Todos, todo joven, todo niño, tiene esa pasión por la recolección de objetos. Avanzado el tiempo, mi padre me hizo un regalo, un Remington de caballería, uno que aparece en la argentina entre 1870 y 1871, más o menos, y eso me llevó a la curiosidad", recuerda.

"Empezar a investigar, a ver el origen del arma, como funcionaba, históricamente dónde pudo haber estado, y por su número de serie, creería que tuvo su bautismo de fuego en la Batalla de Don Gonzalo -9 de diciembre de 1873-, contra las tropas de Ricardo Ramón López Jordán en Entre Ríos", precisa.

"De ahí en más, la curiosidad me llevó a ver otros objetos más, y, después, vi la necesidad de los jóvenes, precisamente en la escuela primaria y en la escuela secundaria", afirma.

La batalla de Don Gonzalo, donde fueron estrenados los fusiles Remington, fue un combate durante la última guerra civil entre unitarios y federales, que concluye con la derrota del caudillo federal Ricardo López Jordán frente a las fuerzas unitarias "nacionales", al mando del general Martín de Gainza.

López Jordán, que había sido derrotado en la Batalla de Ñaembé el 26 de enero de 1871, donde se levanta el actual pueblo de Colonia Carolina, en inmediaciones de Goya, entonces pretendía ayuda de los federales de Corrientes, pero fue derrotado en Alcaraz, de modo que debió huir hasta arroyo “Don Gonzalo”, al noreste de Paraná, donde, finalmente, al intentar cruzar con dificultad sobre un cauce que experimentaba una crecida repentina, fue vencido por el general Juan Andrés Gelly y Obes, hombre leal y de confianza de Bartolomé Mitre.


Foto: Lanza del combate de San Lorenzo. 

Gaspar Moreno, por último, cuenta a momarandu.com como llegó hasta él la lanza punta de clavo que pasó por San Lorenzo.

"Alguna vez un amigo se va a mi casa y me cuenta, me dice: “a vos que te gustan estas cosas, hay un viejito que ha de tener ochenta y seis años, y que tiene una lanza de la época de la Triple Alianza”, narra el presidente del Instituto Sanmartiniano de Corrientes.

"Por distintas causas, nunca me podía acercar a la casa de este buen hombre. Pero un día, sucede. Voy y hablo con él y le digo: “vengo porque usted dice que tiene una lanza de la época de la triple alianza”. Y él me responde: “No. Es mucho más vieja”. Entonces digo: “debe ser la época de Unitarios y Federales”. Y él responde: “No. Es mucho más vieja”. Entonces, me dice: “tiene que ver con nuestra historia. Es una lanza que perteneció a mi familia por generaciones y es una lanza que se usó en el Combate de San Lorenzo”. No lo podía creer. Yo digo: “tiene que ser una punta de clavo, porque así se denominaban las lanzas que diseñó San Martín, un diseño del Libertador, porque así lo necesitaba, para que fuera corta y económica, sin tacuara de coligue, sino de madera; con una punta como si fuera la hoja de una bayoneta”. Y cuando la veo, así era”, narra.

“Entonces, él me dice: ‘Como sé, por el amigo, que a usted le gusta tanto, y como yo la quería vender, así como lo conozco, se la voy a regalar’. Eso fue, para mí, tocar el cielo con las manos”, expresa.