Corrientes, viernes 26 de abril de 2024

Especiales
MARÍA CRISTINA RAMOS - LITERATURA INFANTIL

Escritora nominada al Hans Christian Andersen con momarandu

15-02-2020
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(Por María Laura Riba, para momarandu.com) "A los chicos les encanta la poesía, pasa que los adultos se asustan y no saben cómo compartirla", así nos lo señaló la escritora, docente y editora mendocina, residente hace décadas de Neuquén, María Cristina Ramos. Ella quedó finalista –son 5- entre 35 países, del premio más prestigioso de la literatura infantil y juvenil: Hans Christian Andersen, la segunda argentina en obtener esta nominación.

El premio se entregará el 30 de marzo en la Feria del Libro Infantil de Bologna, Italia. Dicho premio es entregado por la Organización Internacional del Libro Infantil y Juvenil (IBBY). Cabe destacar que desde que se entregó por primera vez en 1956, sólo la escritora argentina María Teresa Andruetto obtuvo este galardón en 2012, el Hans Christian Andersen, conocido como “el pequeño Nobel” o "Nobel chiquito".

Los otros escritores seleccionados como finalistas en esta oportunidad, son: Bart Moeyaert (Bélgica), Marie-Aude Murail (Francia), Farhad Hassanzadeh (Irán), Peter Svetina (Eslovenia) y Jacqueline Woodson (Estados Unidos). “No conozco a los otros autores y es una excelente oportunidad de empezar a buscar su obra porque, además, tenemos que acceder a traducciones. Yo no he podido ir, todavía, a Bologna, he estado dos veces a punto de ir. He ido a otras ferias internacionales, pero a esa no, así que es una doble alegría y veremos qué pasa. Ya el hecho de ser finalista entre treinta y cinco países, a mí me ha llenado de alegría y de emoción”, comentó María Cristina Ramos a momarandu.com.

María Cristina nació en San Rafael (Mendoza) en 1952, pero reside en la ciudad de Neuquén hace más de cuarenta años. Su primer libro para niños es una colección de poemas, Un sol para tu sombrero. Desde entonces ha publicado también cuentos y novelas, tales como: Las lagartijas no pueden, El árbol de la lluvia, Azul la cordillera, De barrio somos, Belisario y el violín, y Una gota azul, además de libros de poesía como La luna lleva un silencio y Las sombras del Gato. Su obra ha sido traducida al inglés, portugués, chino y coreano. Desde el año 2002 dirige la editorial que creó, Ruedamares, editorial nacida de la necesidad de publicar libros de poesía infantil que no encontraban cabida en diferentes editoriales.

Ramos, también trabajó en programas de lectura a nivel nacional y regional. Desde 2017 dirige “Lecturas y navegantes”, un programa de mediadores de lectura literaria en las escuelas públicas de la Patagonia. En 2016, recibió el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil.

Con un universo poético que la acompaña hasta en el modo de hablar, María Cristina Ramos es, sin duda, una de las grandes referentes de la literatura infantil. Sobre este tipo de literatura, su importancia, y mucho más, momarandu.com conversó con la segunda finalista argentina del premio Hans Christian Andersen.

MOMARANDU.COM: ¿Cómo es escribir literatura infantil en un mundo de pantallas y con tantos y diferentes incentivos tecnológicos?
MARÍA CRISTINA RAMOS: Es una pregunta compleja…Yo no creo que las pantallas sean enemigas de los que trabajamos por la lectura y que deseamos una sociedad de lectores. Creo que hay otras amenazas más serias sobre la infancia y la adolescencia, que tienen que ver con ciertos abandonos políticos que han sufrido y sufren muchas comunidades. Entonces un chico que tiene que trabajar para sobrevivir siendo niño, es un chico al que le roban su tiempo, su infancia y la posibilidad de realizarse como tiene derecho de hacerlo. Por eso no me parece que las pantallas, por ejemplo, sean algo problemático, sino, por lo que te estoy contando, hay infancias que debieran ser más arropadas, más abrigadas, más contenidas, tanto desde todas las instituciones de la sociedad como la escuela, principalmente. Sabemos que, todavía, hay chicos que, por cuestiones de trabajo, no van a la escuela…hay situaciones de mucha injusticia. Los que escribimos quisiéramos llegar a todos, contamos con bibliotecas, pero sobre todo necesitamos adultos que se comprometan y que ejerzan ese camino de mediación que haría posible que todos seamos cada vez un poquito más lectores.

M.: ¿Avizora a esos adultos más comprometidos con la lectura?
M.C.R.: Sí, sin duda. Seguro que se puede, pero siempre es poco. Yo estoy trabajando mucho con mediación, formando mediadores docentes, bibliotecarios, gente interesada en la lectura. Por eso digo que es importante que haya políticas de Estado, tanto en la Nación como en las provincias y como en los municipios, que sostengan, valoricen y respalden todo el esfuerzo de tanta gente de buena voluntad y tantos profesionales que lo están haciendo.

M: Siempre percibí a las bibliotecas como el nido de la literatura infantil, ¿cómo las considera usted?
M.C.R.: Sí lo es y lo es en la medida en que el grupo de bibliotecarios perciba y recuerde que la biblioteca no está solo para resolver las tareas escolares. En realidad, la mayor demanda es esa y no es que esté mal, pero tienen que encontrar espacios y momentos fuera de lo escolar, lo cual es medio relativo, porque si trabajamos por la lectura literaria, eso redunda, sin duda, en beneficio para la alfabetización y para el trabajo escolar. Pero es importante que visualicemos esto: que desde la biblioteca se puede estar en favor de la lectura y en favor de todo lo que va construyendo el lector de literatura en relación con su inserción en la sociedad y en la cultura. Esto va mucho más allá que las necesidades escolares, va rumbo a la posibilidad de insertarse en la sociedad de una manera positiva y de poder responder a distintas demandas, a sus propios sueños y proyectos personales.

M.: ¿Qué género atrae más a los niños? ¿La narrativa o la poesía?
M.C.R.: En realidad, a los chicos les encanta la poesía, pasa que los adultos se asustan y no saben cómo compartirla. Les parece que tienen que haber transitado la Universidad, dos o tres post grados para poder compartir la poesía. La poesía es algo que nos aúna con los chicos porque los chicos tienen una mirada poética cuando son bien chiquitos, y a fuerza de la influencia negativa de algunos adultos, la van perdiendo. Pero, simplemente, una lectura bien hecha, que incluya la mirada de los chicos, que incluya el cuidado del momento, que incluya la cercanía con la palabra y con los ojos de quienes escuchan, sin duda va a redundar en una cercanía y en un enlace positivo con los chicos en relación con la poesía, pero, ya te digo, está como postergada porque, en general, los adultos se sienten incompetentes al compartir.

M: ¿Por qué considera que los adultos se sienten incompetentes para compartir poesía?
M.C.R.: Somos una resultante de lo que nos ha pasado desde hace mucho tiempo; sin embargo hubo una época –como la mía- en que las docentes, las maestras, leían poesía para los chicos y nada más que eso: leer poesía…antes de salir al recreo, todos los días un ratito…compartían aquello que les gustaba, porque a muchos de los docentes les gusta la poesía, y tenemos en la literatura de nuestro país y en Latinoamérica, exponentes maravillosos de poesía, tanto hombres como mujeres, que han dejado una obra lindísima y que están dejando, porque están escribiendo en este momento. La cosa es buscar, seguir buscando hasta encontrar eso que nos gusta mucho y poder compartirlo con los chicos.

M.: Me llama la atención que al premio Hans Christian Andersen sea conocido como el "Pequeño Nobel" o “Nobel Chiquito”, ¿cree que se subestima a la literatura infantil?
M.C.R.: Han elegido esa frase que a mí me parece extraña, pero bueno…la han elegido. En realidad, es otro mundo el de la literatura infantil y juvenil, que tiene que ver con los cuidados que merecen la infancia y la adolescencia y la juventud. Es otro mundo, es alternativo y sí, a veces se lo subestima, de hecho, cuando hay congresos de escritores, a los de literatura infantil no nos invitan, por ejemplo…pero bueno…eso se irá modificando de a poco o no…también es cierto que hay, a veces, circulando material que dice ser de literatura infantil y no dice nada, por ahí eso ayuda a la confusión también.

Para finalizar, momarandu.com le preguntó a María Cristina Ramos, a qué consideraba un texto poético, y esta fue su respuesta: “El texto poético no es la rima, puede tenerla, pero no es la rima. No hablo de textos rimados, el texto poético es algo que trasciende el formato. El texto poético te plantea un mundo luminoso, diferente, alternativo, rico, plural, fecundo. Hay que encontrar esos textos donde no es un juego de palabras y nada más, es un juego de palabras, pero que tienen un respaldo de búsqueda de sentido interesante y trascendente”.

                                LEAMOS A MARÍA CRISTINA

¿LO VES?
En esta pecera,
uno, dos y tres,
desfilan dos peces
y otro, no se ve.
¿Será pez de luna
o pez de papel?
Sabanita de agua
déjamelo ver.
Dos peces saludan:
-¿Cómo le va a usted?
Pero yo saludo
al que no se ve.
En esta pecera,
uno, dos y tres.

Poesía "¿Lo ves?". Fuente: Revista Imaginaria

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DE SOL

Lavó y enjuagó la alfombra
la abuela hormiga;
agua y espuma en el pelo
y en la barriga.
La puso que se secara
en el cordel;
goterones de agua mansa
caían de él.
Bien seca y asoleada
cuando la entró,
como pétalos caían
gotas de sol.

Del libro Maíces de silencio, Ruedamares Editorial - Col. Caballo de mar