Teresa Parodi, Antonio Tarragó Ros y Raúl Barboza, recibieron la ovación de màs de diez mil personas durante sus interpretaciones en el Anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola donde hasta el 26 de este mes se vive la 30º Fiesta Nacional del Chamamé 16 del Mercosur.
Teresa Parodi, Antonio Tarragó Ros y Raúl Barboza, astros del arte folclórico litoraleño, fueron recibidos de brazos abiertos por la nación chamamecera que se reúne desde el 17 de enero en la Ciudad de Corrientes para celebrar su música, su danza y sus rezos.
Todos ellos con canciones propias y de grandes maestros como ellos, anteriores a su tiempo, brillaron sobre el escenario Osvaldo Sosa Cordero con ímpetu singular, bajo la cadencia que desprende el canto celeste de las tierras mesopotámicas.
Tres gigantes abrigados por el cálido grito de su pueblo, dejaron el anfiteatro cubiertos por un velo de bendición para seguir cantando y componiendo.
Teresa Parodi salió al escenario, además, acompañada de su hijo Camilo y sus nietos Emilia y Luciana y Ezequiel, cuatro músicos formidables en guitarra, piano y voz, como se señaló a la cantora al bajar del escenario, semilla de su propio canto para continuidad de su obra y del arte folclórico.
La cantora volvió a elevar su voz en su tierra seis años luego de su última actuación en Corrientes con “El cielo del albañil” frente a más de diez mil personas ansiosas por verla, emocionada, como expresó; luego vendrían con "Apurate José", "Bajo el cielo de Mantilla", "A la abuela Emilia", "Retrato de un pescador", "Esa musiquita" "Pedro canoero" y “Cherubichá”, entre arreglos y prolongaciones impecables, la profundidad de sus sentimientos.
A Parodi, en tamaña expresión siguió Raúl Barboza, uno de los maestros señalados por los músicos y compositores jóvenes de Brasil y Paraguay, además de Argentina, como un continuador “excelso” de la obra de los maestros creadores.
El maestro acordeonista desplegó sobre el escenario “El baile del duende”, “Pinolo Vy”, “Cherogape”, “La Calandria” de Isaco Abitbol, “Los Saltos del Guaira”, “Llegando al trotecito” y “Tren expreso”,
Antes de retirarse con un último tema recibió un homenaje en honor a su trayectoria musical y carrera artística.
Tarragó Ros fue el último maestro en salir al escenario. Fiel a su estilo, el rey del acordeón iluminó la noche con su música, se abrazó con su público y caminó entre los asientos más de cien metros durante su interpretación.
Su canto, en reclamo por vida eterna a la obra del chamamé, podía oírse desde el Anfiteatro hasta las últimas calles de la Ciudad de Corrientes, junto al río Paraná.
