Corrientes, viernes 19 de abril de 2024

Cultura Corrientes
HEREDERO DE LA SELVA MONTIELERA CON MOMARANDU.COM

Ricardo Dimotta: Chamamé, "yo, sin esto, me muero"

20-01-2020
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(Por Facundo Sagardoy para momarandu.com) "Dios bendiga a esta hermosa patria chamamecera. Yo, sin esto, me muero", expresa el compositor y acordeonista, Ricardo Dimotta, maestro chamamecero, nieto de Abelardo Dimotta, hijo de Armando, heredero de "la selva montielera", tercera generación de cultores del género.

Dialogó con momarandu.com al bajar del escenario Osvaldo Sosa Cordero, dentro del Anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, en la segunda gala de la 30º Fiesta Nacional del Chamamé 16º del Mercosur.



Tercera generación de músicos chamameceros litoraleños, heredero del gran Abelardo Dimotta, su abuelo, y de su padre, el gran Armando Dimotta, de un compás único que integra hasta cinco ritmos abrazados a la composición de chamamé, conocido como la "selva montielera", entrerriano, orgullo en su pueblo, apasionado por Corrientes, Ricardo Dimotta fue uno de los maestros de este arte folclórico que iluminaron la segunda gala de la 30º Fiesta Nacional.

Vestido de traje oscuro, aplicado a la canción entre sus manos, profundamente feliz, Dimotta brilló allí como lo ha prometido desde "Pasión y Mixtura", nacido para ello, con personalidad definida, enriquecido por su historia repleta de vivencias, emociones y sinsabores, entre esencias magistrales que el olvido jamás borrará, sobre el follaje frondoso que, sobre la fuga de cien años con que los cuatro vientos persiguen su genio, respira su amado acordeón.

Ya fuera de la carpa de prensa, aún requerido por los medios de comunicación, Dimotta habló con momarandu.com luego de bajar del escenario Osvaldo Sosa Cordero, dentro del Anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, sobre su obra, la de su abuelo y la de su padre, sobre la cultura chamamecera y sobre el ñandereko que vibra el pulso de esta nación folclórica sobre suelo entrerriano.



-MOMARANDU.COM: Maestro, acaba de subir al escenario con un gran legado sobre sus hombros, una gran responsabilidad, y se ha dado un abrazo con un público que lo ha recibido muy cálidamente. ¿Cómo se siente?
-RICARDO DIMOTTA: Sorprendido porque bueno, no hemos llegado a desensillar y nos mandaron al escenario. Otras veces hemos tenido un poco más de tiempo para desmenuzar... ¡Pero bueno! Muy contentos, porque es muy importante estar, para nosotros, aquí, porque, bueno, esto es para nosotros ¡lo más!, lo que es chamamé, ¿no? Y nosotros, como representantes de una provincia, que venimos de Entre Ríos, nos sentimos muy orgullosos de que nos den esta posibilidad, de poder exponer lo que nosotros hacemos, que es la herencia de mi abuelo y de mi padre, Abelardo Dimotta y Héctor Armando Dimotta.

-M: Haciendo un repaso, Cocomarola nos ratifica al ingresar al Anfiteatro que el chamamé es la canción sencilla que entra al corazón. Otros nos dicen que el chamamé es nuestro paisaje, o que el chamamé es nuestro terruño, como en Mburucuyá, o que, en Bella Vista, el chamamé es un silbido del río, Zini, que el chamamé es nuestro ñanderekó. En la obra de Dimotta, ¿qué significa chamamé?
-RICARDO DIMOTTA: El chamamé es la cultura en su máximo esplendor. Para mí es la cultura en su máximo esplendor. Yo traigo lo de mi abuelo, lo de mis padres, lo de mis abuelos... y vos quizás, cuando escuchás nuestra música también te debe remontar muchas veces a tu infancia, a cosas vividas con tus padres, con tus abuelos, quizás... No hay otra definición, es la cultura de un pueblo, es muchísimo...



-M.: Sobre el escenario, en solo dos fechas, se ha desplegado una colorida diversidad de vertientes, y se oye un chamamé cada vez más complejo. Quienes pasan por acá han vivido cuando menos tres generaciones de chamameceros fundamentales, los de la clase 12 o 20`, los del 60`, los del cambio de siglo. Ahora, a casi un centenario de la primera grabación chamamecera, Ud. ¿cómo siente a este arte folclórico?
-RICARDO DIMOTTA: Yo lo veo con muchos cambios, muchos cambios, porque hay interpretaciones que uno escucha y que nota, digamos, en lo que es la faz interpretativa, una evolución muy grande, en lo que es la música. Evolución, pero en un buen sentido. No es que nosotros estamos copiando o estamos, estamos imitando, o estamos haciendo copia de algo. Simplemente, toda esta fusión, se fusiona en una línea más exquisita en armonías, de fusión de sonidos, de instrumentos, como ser el bajo, que hace cincuenta años no existía en nuestro género, y hoy por hoy, se fusiona a la perfección con una guitarra. Y, obviamente, los guitarristas evolucionaron también a un ritmo acelerado. ¡Estamos en el 2020! Y la diferencia con 1950, en grabación es que se escuchaba a Don Cocomarola o a Don Ernesto Montiel. Son muy distintas, son muy distintas, y bueno, eso también hace que la música vaya creciendo y no se vaya quedando. Eso es lo interesante. Crecer, evolucionar y no quedarnos.



EL ACORDEÓN, UN COLOR PRIMARIO PARA LOS PINCELES DE LA MÚSICA CHAMAMECERA
-M.: Ayer interroga "Tilo" Escobar ¿qué sería del chamamé sin el acordeón y sin los acordeonistas? Como recibe Ud. una frase como la que ha dicho Eulogio "Tilo" Escobar.
-RICARDO DIMOTTA: Faltaría un color, un color muy importante. Yo defino al instrumento por colores, muchos dicen matices. Para mí, el bandoneón tiene un color, el acordeón tiene un color, la primera guitarra tiene otro color, la segunda guitarra tiene otro color. Y.… un cuadro, cuando más colores tenga más bonito es, más llamativo. Y eso es lo lindo. El acordeón es un instrumento autóctono, y por qué no, decir, que el bandoneón también. Es un color primario. Que no puede faltar.

-M.: Así dicho, el acordeón es también un instrumento de carácter universal: se toca en España, se toca en Francia, se toca en Asia, en América. ¿Qué define al intérprete sudamericano, en especial, en el chamamé?
-RICARDO DIMOTTA: Es algo que es muy personal, es muy personal. Yo he tomado clases de acordeón y las grandes novedades han llegado de ese formato llamado disco. Y vos escuchás, y las mordidas, no te lo puede explicar nadie. No hay una academia que te enseñe como morder. Es un crecimiento muy personal y uno solo tiene que darse cuenta y uno solo tiene que descubrirlo y eso hace que la pulsación sea única como debe ser. No tengo palabras, sinceramente.

ÑANDEREKÓ, DIOS BENDIGA A LA PATRIA CHAMAMECERA
-M: Ayer también, Eulogio Escobar decía: "El chamamé no tiene límites..."
-RICARDO DIMOTTA: No. De ninguna manera, no hay límites acá. Hay que seguir creando, y Dios quiera que esta juventud siga con nuestra música y que jamás deje que esto muera, y ojalá siga haciendo música tan respetada como la que se hace acá en Corrientes. Acá, esto, viene en creciente, y yo me siento muy honrado de estar aquí.

-M.: Hoy, Dimotta, en la segunda gala, sobre el escenario fue uno de los primeros maestros que disfruta esta fiesta.
-RICARDO DIMOTTA: Yo lo que quiero es que no perdamos la fe, y que tengamos estas ganas de vivir que tenemos siempre, de bailar, de escuchar música, de defender lo nuestro, y que Dios bendiga a esta hermosa patria chamamecera. Yo, sin esto, me muero.

DIMOTTA, TRES GENERACIONES DE GRANDES CHAMAMECEROS
Abelardo Dimotta fue un acordeonista y compositor que, nacido el 11 de diciembre de 1921, en Mojones Norte, Villaguay, Entre Ríos, considerado creador del estilo "selva montielera", un singular compás que integra rasguidos, tanguitos, valseados y sobrepasos en la composición de chamamé.

Su música tuvo origen rural alimentada por la ejecución del acordeón de dos hileras junto a los peones rurales de estancia. No obstante, ya en 1945 se consagra como músico profesional e integra el conjunto “Los Troperos del Iberá” de Odín Fleitas. Al poco tiempo, continuará su carrera como solista junto a "Cambá" Quiroz, en Buenos Aires. En 1946 junto a Paulino Correa en bandoneón, y Lucía Maidana y Hugo Suárez en voces, forma su propio conjunto y graba para “R.C.A. Víctor” junto a las Hermanas Caballero, José Pilepich y Julio Luján.

La obra de Abelardo ha sido registrada en los discos "Grabaciones 78 r.p.m.", "Simple", "Señor Chamamé", "Muy Bailable", "Mi Hijo y Yo", "Lo bueno en Chamamés”, “La Personalidad de Abelardo Dimotta", "El Cambá Chamamé", "Chamamé, De Espuelas y Alpargatas", "Abelardo Dimotta canta Jorge Toloza", "Abelardo Dimotta y sus amigos", "Abelardo Dimotta y su conjunto", "Abelardo Dimotta" y "A mis Paisanos Entrerrianos".

Amando Dimotta, hijo de Abelardo Dimotta, nació en Villaguay, Entre Ríos, el 16 de enero de 1945. Fue acordeonista y compositor. Tras recibir lecciones de su padre pronto lograría su la ejecución de los fuelles con maestría. En 1965, integró como acordeonista suplente el conjunto de Abelardo, recorrió Entre Ríos y en 1967, luego de formar un conjunto propio graba versiones propias de las canciones de su padre. Sus canciones pueden oírse en los discos "Permiso Papá", "Paraje Guayaquil" y "Así nomás". El 9 de agosto de 1996, tras dejar una prolífica obra, Armando murió en Capital Federal.





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