Corrientes, viernes 26 de abril de 2024

Cultura Corrientes
EL MAESTRO DE LAS DOS HILERAS CON MOMARANDU.COM

Eulogio Escobar "Lo que ha quedado de los de antes, es nuestro ejemplo"

18-01-2020
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(Por Facundo Sagardoy para momarandu.com) En el chamamé, lo que dice uno sale del corazón; yo soy de esos, del chamamé auténtico, de los que dicen "se hace lo que se puede", y tocan siempre el chamamé, dice entrevistado por momarandu.com, el maestro de las dos hileras, Eulogio “Tilo” Escobar, al bajar del escenario Osvaldo Sosa Cordero en la primera gala de la 30º Fiesta Nacional del Chamamé, 16º del Mercosur.

Eulogio “Tilo” Escobar nació el 17 de marzo de 1946, en Palmar Grande, General Paz, Corrientes. Su primer instrumento fue la guitarra, el segundo el aerófono diatónico, de lengüeta libre bautizado por el chamamé como el humilde y célebre acordeón de "dos hileras".

Los primeros pasos de su música fueron dados en Corrientes, pero pronto, a los 21 años, su obra comenzaría a echar raíces en Buenos Aires, donde años luego también ofrecerá clases desde una locación icónica para la composición de tango, La Boca.

En 1967, Eulogio “Tilo” Escobar fue convocado por el bandoneonista Blas Martínez Riera, quien acababa de separarse del “Cuarteto Santa Ana”.

Junto a él compondría, entre otras canciones, “Academia Corrientes”, “Homenaje a La Colorada”, “Quiero morir en mi pago”, “La hora del litoral”, “Chaque la víbora”, “Mensaje de campo y cielo”, “Juancho, el carretero” y “Jinete y amigo” y compartiría escenarios hasta 1987.

Al finalizar la década de los ochenta, la obra de Eulogio “Tilo” Escobar ya había transitado veinte discos junto a Martínez Riera, los discos “Será tu nombre un recuerdo”, “Quiero recordar mi pueblo” y “Correntino y trovador”, para sello “Jaguar”, junto a Feliciano “Toto” Maidana, y el film “La colimba no es la guerra”, de Jorge Mobaied, grabado en 1972.

Para 1986, su obra crecía en el seno de su propio conjunto, junto al cual grabó "Aquí estoy chamameceros", "Tu Amor será mi amor", "No me afloje compañero", "Rueda de amigos", "Mboy Tata", "El Maestro Chamamecero" y "El Grande de siempre". Al día de hoy, las composiciones de Escobar son más de doscientas.

Momarandu.com habló con él luego de que subiera el escenario Osvaldo Sosa Cordero en el Anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, en la 30º edición de la Fiesta Nacional del Chamamé.

MOMARANDU.COM: Maestro, es un honor hablar con Ud. ¿Qué le ha devuelto el chamamé hoy luego de recibir un homenaje y recordar emocionado a Sosa Cordero y a Cocomarola al abrir la primera gala de esta edición tan especial de la Fiesta?
-EULOGIO ESCOBAR: Es un momento lindo cuando uno siente tanto la música del chamamé. Le sale de corazón lo que dice uno ¿no? Por eso fueron mis palabras sobre esas cosas, qué sería este festival sin los acordeonistas, sin el acordeón, ese instrumento tan querido del chamamé. Aquí, como siempre, en Corrientes, como siempre, su gente, somos buenos correntinos, buenos chamameceros.

Luego de recibir un homenaje de Emilianito López junto a Santiago Ávalos, en un número anterior al suyo, y de tocar media docena de canciones, entre lágrimas Escobar dijo al público "¡quién soy yo para estar acá!", corolario de un sencillo homenaje expresado en palabras con admirable humildad hacia la obra de Mario del Tránsito Cocomarola, de Osvaldo Sosa Cordero y de sus contemporáneos chamameceros.


Foto: Eulogio "Tilo" Escobar en la 30º Fiesta Nacional del Chamamè 2020. 

-M.: ¿Qué se ha llevado del público?
-EULOGIO ESCOBAR: Me voy contento del público y de este festival. Pasan los años y seguiré y seguiré; seguiré recordándome, recordándome el día en el que ya no pueda tocar el acordeón, recordándome para darle recuerdo a todos estos momentos lindos.

EL CHAMAMÉ CRECE Y MEJORA CON EL TIEMPO

Escobar dice a momarandu.com que el chamamé es un género musical que mejora con el tiempo, y celebra las composiciones e interpretaciones de aquellos que, con mucho estudio, hayan logrado incorporar a su música sus formas folclóricas tradicionales, pero también dice que es necesario oír aquello que imprimen los nuevos “adelantos”.

-M.: Hoy, Corrientes, cuna del Chamamé, canta con apertura a las nuevas generaciones. Ud. es un gran maestro de este género, ¿Qué opina del enorme movimiento joven que se consolida en torno a esta Fiesta?
-EULOGIO ESCOBAR: Hoy el chamamé se toca de muchas maneras y de muchas formas. Hay chicos a los que les gusta hacer chamamé con percusión y otros instrumentos... pero ¡es chamamé! Son, como yo le digo, la muchachada. Junto a ellos, el chamamé va creciendo y creciendo y va y va... lo que nos dejaron los anteriores, los grandes músicos. Y de ahí, como toda cosa, se va mejorando. Hay muchos adelantos... en el chamamé también. Por eso: ¡felicitaciones para los chicos! En especial para los que son estudiosos.

“Estuve escuchando acá, arriba del escenario, cómo chicas jóvenes que cantan tan bien el chamamé. Y bueno, así, la historia del chamamé sigue siendo cada vez mejor”, subraya.

-M: Ud., como Cocomarola, Pocho Roch, grandes maestros del chamamé, ha desarrollado una vasta obra musical. ¿qué sugiere hacer con ella a los jóvenes intérpretes?
-EULOGIO ESCOBAR: Mirá, están los músicos creadores, y hay que respetarlos. Yo soy músico compositor, y después están los que hacen letras, buenas letras... Y por eso es que estamos hablando de los chicos que tocan la música, de los chicos que van creando nuestra música, y de los que cada vez se van escuchando cosas mejores. Lo que ha quedado de los de antes, es nuestro ejemplo. Hay que seguirlos a ellos, porque ellos son nuestros maestros, desde siempre. No hay forma de hacer esto, hay que seguir tocando chamamé.

A UN SIGLO DE LA PRIMERA GENERACIÓN EMERGENTE DE GRANDES CHAMAMECEROS

Escobar también reflexiona junto a momarandu.com sobre la oportunidad que encuentra la actualidad del género chamamecero en torno a su propia Historia, en pleno transcurso hacia el centenario del surgimiento de los primeros chamameceros que dejaron registro fonográfico de este formidable arte folclórico

Para terminar, dialoga con una de las últimas propuestas que el poeta, glosista y compositor mburucuyano Juan Carlos Jensen dejó a los chamameceros.

-M.: Llegamos a 2020, y ya casi se ha cumplido un siglo de la primera generación de  grandes chamameceros. Ud. ¿cómo se siente?
-EULOGIO ESCOBAR:  Bueno. Está el chamamé original, como lo llaman, y yo soy de esos, del chamamé auténtico. Y los chicos también son estudiosos, y aunque van inventando, no hay otra cosa. Nosotros somos los músicos añejos, y seguimos tocando a nuestra manera. Todo es lindo, basta con que toquen chamamé. Basta que sea chamamé y todo es lindo, aún si toca feo, también es lindo, porque es la música nuestra.

-M.: En 2018, poco antes de partir, Juan Carlos Jensen, entrevistado por momarandu.com dijo a unos pasos de este lugar: "Somos custodios de la esencia". ¿Què deber cree que deben asumir propio los chamameceros?
-EULOGIO ESCOBAR: Jensen, mi amigo... Eso es un poco pesado, lo que ha dicho Juan Carlos. El chamamé no tiene límites. Lo puede tocar cualquiera, y es lindo, basta sólo con que toque el chamamé. Cuidadoso, también quieren tocar, pero hay alguno que quiere tocar bien y, no puede, aún así, ¡toca chamamé! Y en eso entiendo a las palabras de Jensen: hay que cuidar al que toca chamamé. No solamente a los que son tan poderosos tocando chamamé, sino también al que dice "se hace lo que se puede", y toca chamamé. Y ¡yo soy de esos! ¡Hago lo que puedo! y ¡toco chamamé! ¡Y así esto va creciendo! Creo que con eso, ya cumplimos con sus palabras.