(Por Prof. Juan Eduardo Lenscak*) … lo que no se puede, es modificar su destino.
Los que quemaron viva a Anahí, enviaron un mensaje a los nativos que peleaban por sus derechos. Les demostraban que “sí, se puede” doblegar a todo un pueblo que defiende su modo de ser (ñande reko).
Los que acusaron de corrupto al Gral. San Martín, motivando su autoexilio en Francia, les enviaron un claro mensaje a los patriotas, de “sí se puede” frenar la construcción de una Patria Grande latinoamericana, libre de las garras inglesas.
Los que asesinaron al Gral. Facundo Quiroga en Barranca Yaco, también demostraron que “sí, se puede” conformar un país dependiente, sin un consenso auténticamente federal y soberano.
Los que provocaron la Patagonia rebelde, la semana trágica y la destitución de Don Hipólito Yrigoyen con una asonada, volvieron a recordar que “sí se puede” destruir un gobierno democrático.
Los que provocaron los distintos golpes militares para imponer la libertad de mercado solo para las grandes corporaciones multinacionales, también se unieron al coro de la historia de los colonizadores, conquistadores y vendepatria.
No es casualidad que hoy, en los albores de un nuevo triunfo del pueblo argentino en las urnas, nos vuelvan a recordar su crueldad, con mensajes tan simbólicos como sádicos, expresados en el grafiti anónimo de un “sí se puede” sobre un pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo que aparece en un mural de Mercedes, provincia de Corrientes.
Pero, así como quemaron viva a Anahí, sabemos que hoy, su resistencia a la colonización, nos representa en la flor nacional. Así como anularon a San Martín en su empresa emancipadora latinoamericana, hoy lo consideramos como Padre de la Patria. Así como denostaron y atentaron contra el federalismo del Brigadier General don Juan Manuel de Rosas, hoy se lo recuerda como el defensor de la soberanía nacional. Así como se atentó brutalmente contra la popularidad del Peludo Yrigoyen, hoy se lo considera el padre de la democracia, con el voto secreto, universal y obligatorio. Y así como han derrocado Perón, fusilado y masacrado a un pueblo entero en reiteradas oportunidades, hoy lo consideramos como impulsor de la justicia social, la promoción de los derechos laborales, los derechos cívicos de la mujer, y el cuidado del medio ambiente.
Si creen que recordando crueldades con grafitis provocadores podrán doblegar la conciencia política de las nuevas generaciones de argentinos, entiendan que la memoria colectiva reprimida, suele dar sorpresas.
La primavera vuelve, a pesar de los depredadores.
*Cátedra Abierta de Derechos Humanos - Universidad Nacional de Formosa
