Corrientes, martes 23 de abril de 2024

Opinión Corrientes

Grandes pérdidas por pequeñeces, por Silvia Fantozzi

10-08-2019
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Desmantelar sistemas de salud y educación por una cartera. Y cuando la persona se quiere dar cuenta es demasiado tarde. Perdió en el camino sus pertenencias e ilusiones. Cosas más valiosas que la opinión, nadie come argumentos ni vive de enojos legítimos.

*Parece tema de una película archipochoclera, ella y él se malentienden por pavadas y tiran a la basura el haberse encontrado, gustado. Enamorados decidieron convivir, plenos de felicidad. Un día él no le contesta lo que ella quiere escuchar, otro día ella no atiende a su familia o amigos como él quiere. Deciden tomar el peor camino. Darse celos, hacerse los indiferentes. Hasta que la relación se rompe irremediablemente y cada uno decide perder para siempre todo lo que consiguió. Con el tiempo se cruzan y sienten la nostalgia y el remordimiento de haber sido tan, pero tan estúpidos.

El orgullo, la venganza barata. El abanderamiento en falsas reivindicaciones ciega de manera cruel y privatiza las esperanzas en común.

Prima la guerra individual, sin convicciones, solo reacciones en contra de lo que se le atribuye a la maldad del otro. Nunca la propia.

Eso acarrea problemas. Privarse por no pensar las consecuencias; privarse no solo hoy sino desertificar el futuro. Sembrar de arenas la nada. Aislarse de compromisos porque otro actuó mal según los dichos de un tercero. Escudarse en imaginarias ofensas recibidas y perder.

Evita pensar ciertos temas, ¿si no tuviera que estar en contra, de algo existiría? ¿De qué estaría hablando? ¿Cuál sería la propuesta? ¿Estaría del lado de los desprotegidos? ¿La identificación con el orden, libra de ordenar la vida, la casa, los ideales, los propios desperdicios y malversaciones?

Las personas que tan dignamente se esconden en “castigar” podrían, quizás, observar cuál es la pulcritud desde donde estiran la mano para arrojar la piedra. La base casi siempre es sentirse, en el fondo, ladrón, envidioso o adúltero reprimido o no tanto. Ni siquiera reprimido, ve la paja en el ojo ajeno y duerme tranquilo en sus escombros.

Dice Alicia en el País de las maravillas:

–Prefiero a la Morsa, porque al menos estaba un poco triste por las pobres ostras.

Prefiere las personas que pueden estar un poco tristes por los que más sufren. Aquellos que sostienen cada día los ajustes. ¿Serán los mismos que se alegran de castigar a los “poderosos”? Infantiles superhéroes sin alma. De plástico, como los de las jugueterías. Que sufren también y ni siquiera se dan cuenta.

Y como dice Pitágoras: “No nos prescribe, pues, que admitamos la falsedad, sino que la escuchemos con calma y sin extrañarnos de que haya hombres que, para daño suyo, se priven de la verdad.”

Augura una vida diferente para quienes puedan librarse del error gracias al conocimiento. Conocer no es repetir frases de campaña, sino deducir de las experiencias y purificarse de los extravíos, enorme tarea. La naturaleza de los hombres es fecunda, dice, en concepciones erróneas.

Se deja perder maravillas por pavadas. Como el chico que cambia su camioncito nuevo en la plaza por una baraja de colores usada.

*www.silviafantozzi.com.ar