Corrientes, martes 23 de abril de 2024

Cultura Corrientes
9° FERIA DEL LIBRO DE CORRIENTES

Feria del Libro: Mazal, Repetto y Ceballos descubren con Bajtin, Barthes y autores universales el "círculo infinito” que une a lectores y escritores

13-07-2019
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(Por Facundo Sagardoy para momarandu.com). Osvaldo Mazal, Carolina Repetto y José Gabriel Ceballos, ofrecieron en la apertura de la 9° Feria del Libro de Corrientes, que transcurre junto a la costanera de la Capital de Corrientes, una conferencia magistral en la que Mijail Bajtín, Roland Barthes y grandes maestros de literatura universal sirvieron para descubrir al público el "círculo infinito” que une, en la Literatura, a los lectores con los escritores.

Los tres autores se explayaron por casi una hora desde distintas posiciones sobre el hecho literario que ocurre en la práctica cotidiana de la lectura y de la escritura.

El primero de ellos fue Osvaldo Mazal, primer premio del Fondo Nacional de las Artes correspondiente al Concurso Régimen de Fomento a la Producción Literaria Nacional y Estímulo a la Industria Editorial en el 2014.

Apoyado en una visión original de la teoría de Bajtín, Mazal expuso interpretaciones propias sobre el tránsito de las formas literarias entre escritores y lectores a través de las obras, y contó detalles acerca de la construcción de la identidad de los personajes que emprende en sus textos, a partir de la influencia de Roberto Arlt y Ricardo Piglia, entre otros autores. 

Carolina Repetto continuó su exposición apoyada en Jorge Luis Borges y Leónidas Lamborghini, describió tres dimensiones para el desarrollo de la literatura, entre las cuales enumeró al "margen" de "lo no dicho" en los textos, la crítica y la interacción entre escritores y lectores, potenciada hoy por las redes sociales, y concluyó con una célebre cita de Roland Barthes en "Escribir la lectura", texto publicado por Le Figaro Littéraire en 1970.

José Gabriel Ceballos, por último, dijo que halló al primer lector de su vida en Nelson Pessoa –abogado, ex juez de Corrientes- y compartió que, tras cuarenta años de lectura de aprendizaje, hoy su lectura se sumerge "caótica" en la maravilla de la Literatura.

MAZAL: LA LITERATURA ES UNA ALIANZA INFINITA ENTRE ESCRITORES Y LECTORES

Osvaldo Mazal es licenciado en Letras y magíster en Semiótica Discursiva por la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), docente e investigador, productor y conductor de programas radiales, premiado dos veces con el Premio Municipal de Letras “Arandu” de la Ciudad de Posadas, Misiones, donde actualmente reside. Publicó Mundos-Diálogos- Silencios, Coedición Libros de Tierra Firme y Editorial Universitaria de Misiones, por el cual recibió el 2° Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes, participó en antologías de poesía y escribió "Darwin poeta", novela, publicada en Buenos Aires, por Aurelia Rivera Libros, con la cual obtuvo el 1° Premio de Novela del Fondo Nacional de las Artes. 

"Yo voy a empezar con un temita sobre qué es lo que se narra cuando uno va a empezar una novela, un cuento. Habitualmente se habla de que la Literatura es experiencia, es narrar la experiencia, como si esa experiencia fuera, solamente, lo que uno vivió corporalmente, físicamente, psicológicamente, en algunas circunstancias determinadas, en hechos determinados. Lo que pasa es que si uno contase solamente lo que vio, lo que vivió directamente, la literatura sería pobrísima: Homero no hubiera escrito ni La Ilíada, ni La Odisea, Cervantes no hubiera escrito El Quijote (de la Mancha), y así, sucesivamente, con casi toda la Literatura", dijo al comenzar su exposición.

"Eso quiere decir que no contamos, simplemente, lo que vivimos, sino lo que nos cuentan, de diversas maneras, y que llega a nosotros mediatizado, mediado por otros escritores, contadores de cosas, o sea, contamos sobre todo lo que otros nos cuentan, por ejemplo, a través de los libros, y nosotros lo trabajamos de otra manera", sostuvo.

"Hubo un gran teórico en la Literatura, que se llamó (Mijail) Bajtín, que decía que "siempre hablamos con las palabras de otros", y desarrolló toda una teoría al respecto. Y en realidad, cada enunciado, cada cosa que decimos, cada cosa que decimos o que escribimos, está contemplando cosas que se dijeron antes y, sobre todo la Literatura, funciona así", añadió.

"Entonces, nuestra experiencia está mediada, siempre, por esos otros textos de la cultura, por esos otros discursos, y la Literatura, en cierta forma, condensa esa manera de comunicarnos, porque se está todo el tiempo escribiendo, con toda la Literatura que se escribió antes, detrás de uno. Y yo voy a contar en pocos minutos un caso muy especial que es el de Ricardo Piglia, que murió hace tres años más o menos, que era, yo diría, casi un experto en escribir sobre otras escrituras", afirmó.

"Él tenía un planteo teórico sobre esas cuestiones, él decía que no había propiedad privada sobre los textos y sobre los discursos. Él reivindicaba el plagio, las citas, la alusión, como mecanismos básicos de la Literatura, o sea, para él no había relaciones de propiedad en el lenguaje y en la Literatura. Por ejemplo, cómo trabajaba otros textos, él, bueno, por un lado, él es un gran crítico, un gran narrador, por el otro, y mezclaba esas dos dimensiones. Por ejemplo, para una tesis muy importante de él, que se llama "Tesis sobre el cuento" (Editorial Anagrama; Bs. As. 1986), que intenta decir cómo se construye un cuento, en su estructura básica, había tomado como un ejemplo central para ese desarrollo, una frase, un par de frases que aparecían en un cuaderno de notas de (Antón) Chejov, el autor ruso, que era como el esbozo de un cuento, ese esbozo, decía que un hombre llegaba al casino, jugaba, ganaba, volvía al hotel en el que estaba instalado y se suicidaba. Lo que dice Piglia es, su tesis en ese ensayo, que todo cuento narra dos historias; una es la historia que está oculta, en ese caso la historia oculta sería porqué ese hombre se suicida en ese momento en el que termina de narrar el casino, y el cuento es desarrollar esa teoría oculta", señaló.

"Lo interesante es que con ese mismo tema, sacado de un libro de Chejov, Piglia escribe casi a la mitad de su vida un cuento que se llama "El Jugador", y lo que había usado para un desarrollo de ensayo, un desarrollo crítico, lo usó para un relato, lo transformó en otra cosa", destacó.

"En el último libro de ficción que escribió Piglia, en el que estaba incluido el texto "El Jugador", que les decía recién, aclaró al final del libro, de dónde venían los relatos que estaban en ese libro y ahí aparece el Astrólogo, que viene de Arlt, Roberto Arlt, este jugador que viene de Chejov, otro cuento, que venía a partir de un cuento de (Arthur) Conan Doyle, y así sucesivamente, él desplegaba y desnudaba, lo que se llamaba "las fuentes" de sus relatos, que eran todas literarias, en este caso", subrayó Mazal.

"Y en el diario de Piglia, y les recomiendo la lectura de Piglia, en estos tres casos, en un momento Piglia dice "vivido y contado para mí, que es lo mismo", quiere decir que, para él, la experiencia trabajada en la Literatura, podía venir de su experiencia vivencial o de lo que le habían contado, y él había vivido o escuchado", concluyó.

"En mi caso, les cuento un par de cuestiones, cuando yo estudiaba más poesía, de joven, vivía rodeado de libros de poetas malditos, como lo que pasaba a Piglia, cuando cuenta su experiencia como escritor, en un libro, por ejemplo, dice "diálogos con otros poetas"; cada poema era un diálogo con otro poeta, no con un poeta, porque estaban todos muertos, era un diálogo con su escritura", señaló luego.


Darwin Poeta. Osvaldo Mazal. 

"En mi experiencia novelística, yo tengo una novela que se llama "Darwin poeta", que está plagada de procedimientos que uno podría decir que son citas, alusiones y homenajes en forma de estilo o un tema de otro texto, por ejemplo, en esa novela hay un libro que yo llamo el "Libro Verde Ruso", que existió, que tenía mi viejo en una biblioteca. Yo lo transformé en otra cosa. Lo transformé en un debate sobre Darwin, pero usé ese libro como una especie de manual de estilo para un capítulo, en el camino de un debate que invita a los debates de la Rusia estalinista del año cuarenta y ocho, o hay otro capítulo que se relaciona con un capítulo de un terreno de candomblé, de un libro de Mario de Andrade", continuó.

"Y así, hay varias cosas en esa novela. Aparece un personaje que se llama Sainerdo, que está relacionado con Roberto Arlt. Roberto Arlt en "Los Siete Locos", tiene un protagonista, Erdosain, había un Astrólogo, que conspiraba, y Sainerdo es Erdosain. Si yo digo Sainerdosainerdoainerdosainerdo, es Erdosain. De esa manera funciona la Literatura, para muchos de nosotros los que escribimos novelas o relatos. En una novela mía que se va a publicar ahora, que se llama "Andrés vuelve", es un policial, que es una mezcla, yo diría antihistórica, porque invento una historia a Andresito Guazurarí, a Macedonio Fernández, a Horacio Quiroga, etcétera. Es una novela policial que es una parodia de policiales. Hay una parodia del discurso borgiano y unos capítulos que reproducen capítulos de otro libro. Otra vez aparece, como en una novela anterior, un grupo que conspira, con una conspiración, obviamente, encubierta, secreta, en toda la provincia de Misiones; eso es Arlt, Roberto Arlt, otra vez. Casi todos los personajes están escribiendo algún libro, de los otros", compartió.

"Hubo un teórico que se llamó Gerard Genette, francés, estructuralista, que escribió un libro que se llamó "Palimpsestos." ¿Por qué Palimpsestos? Palimpsestos, en la Edad Media, y antes de la Edad Media, como eran muy caros los pergaminos, por ejemplo, se borraba un pergamino que estaba escrito y se escribía encima. Palimpsestos, entonces, es una metáfora de esa escritura que tenía detrás otra escritura, y él escribió varios casos de relaciones entre libros. Esto pasa en todos lados", afirmó.

"En la novela "Darwin Poeta" yo cito, perdón, en realidad un personaje, perdón, cita el caso de una canción, el bolero "Bésame Mucho", que, en realidad, toma el tema central de una sinfonía, no, perdón, de un concierto para piano de (Robert) Schumann Op. 54, y eso ¿qué es? Es una cita. Ese bolero está construido sobre el tema central del concierto que después tiene infinitas variaciones durante el concierto, ¿no?", sostuvo.

"Y estamos hablando de lo mismo. Eso es una escritura sobre otra escritura. Es "Bésame Mucho", que toma el tema del concierto para piano", agregó.

"Después está la crítica literaria, y con eso voy a ir cerrando. La crítica literaria es un caso emblemático de escritura sobre lectura. El crítico lee, perdón, escribe sobre lo que leyó, y a veces lee sobre lo que escribe o reescribe de nuevo. Pero eso es un caso emblemático de la crítica, y la crítica es la que es la que tiene que trabajar exclusivamente sobre la palabra del otro, contextualizando, comentándola, etcétera", señaló.

"Y para terminar voy a volver al origen de casi todo que es Platón. Platón decidía echar. Hay un famoso fragmento de "La República" de Platón. Él decía que había que echar a los poetas de la República Ideal, porque él decía que los poetas eran imitadores de imitadores, de imitaciones, perdón. Él decía, por supuesto, así era su teoría de las ideas eternas, que las cosas eran imitaciones de las ideas eternas, y lo que decían imitaban a las cosas. Hoy en día, con este tipo de planteos que yo estoy exponiendo sobre la Literatura, seríamos imitadores de tercer grado; estaríamos imitando o trabajando o plagiando o aludiendo a cosas que otros ya han escrito, que son imitaciones de segunda. Pero eso pasa con todo. Pasa con la Filosofía. Un filósofo, inglés, -Alfred North Whitehead- escribió que "toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica", como diciendo todo lo escribieron con Platón encima y con todos los otros filósofos encima. Bueno, en la Literatura pasa lo mismo. Por eso, en cierta forma, la historia de la Literatura es algo así como una contienda y alianza infinita entre escritores y lectores, que son la misma persona", concluyó.

REPETTO: TRES DIMENSIONES ENTRE LEER Y ESCRIBIR

Carolina Repetto es licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Misiones -UNaM-, magíster en Literatura Española y Latinoamericana por la Universidad de Buenos Aires -UBA- y Doctora en Letras por la Universidad Nacional de La Plata -UNLP. Es profesora de Introducción a la Literatura y de Literaturas Europeas en la UNaM, directora del equipo de investigadores del proyecto “Traducciones, apropiaciones y pasajes: del libro a las redes, de la estética y el ensayo a la narración, de los borradores al texto editado” de la Secretaría de Investigación de la Facultad de Humanidades y ciencias Sociales de la UNaM. En 2018 ha publicado "El Juego infinito" -CRLA/Archivos, Universidad de Poitiers, Francia-.

"Voy a empezar con una frase de Borges que dice: "Toda mi vida modifica el libro que estoy leyendo". Es una frase de una conferencia que escribió hace muchos años sobre La Cábala, en 1981. "Toda mi vida modifica el libro que estoy leyendo". Esta idea de la lectura que nosotros tomamos un libro, lo leemos a una cierta edad, y cuando la energía pasa por encima, nosotros volvemos a tomar ese libro y ese libro parece otro. Cómo la lectura es también, desde un lugar de la experiencia, hace que la escritura se vuelva otra cosa. Ahora, todos los humanos seguimos leyendo, a pesar de que el mundo ha cambiado tanto, que los soportes, los hábitos, todos los hábitos, también los de lectura, son absolutamente diferentes. Ahora, uno pregunta, ¿qué tenemos que hacer? Muchos estudiosos de la Literatura, dicen: Sí. Cuando hablamos de la historia de la Literatura, no tenemos que hablar permanentemente de una historia de la lectura, de eso se trata esto, de ese círculo del que hemos hablado", acentuó, luego de Mazal, Repetto.

"Por eso, cuando pregunto acerca de esa fuerza que tiene la lectura, me parece que hay tres dimensiones en las que me puedo imaginar una respuesta. En la primera de ellas, esa primera dimensión podría estar representada por un ejemplo que tengo muy presente, de un poeta y narrador argentino que se llama Leónidas Lamborghini, y en algunas de sus charlas, hemos tenido muchas a lo largo de los años, él nos contaba acerca de esa manera de leer que tenía, sobre todo de criar, a partir de la lectura. Él tenía la idea de que había siempre, lo que más le interesaba de la lectura, de él, como escritor, era lo "no dicho". Es decir, no lo que estaba escrito, sino aquello que llamaba "un margen". Él decía: "aquí hay un margen". Y en ese margen, y desde ese margen, se ponía a trabajar sobre una historia, por ejemplo, para que, y es para pensar un poco en esto que decía, había caído en sus manos una novela de un griego del siglo II, "Dafnis y Cloe" -(Δάφνις καὶ Χλόη, Daphnis kai Chloē) es la única obra conocida del novelista griego del siglo II Longo o Longo de Lesbos- traducida por Juan De Valera, en el fin del (mil) 800, ahora, lo más interesante, es que Juan De Valera, en el prólogo, en esa traducción que había hecho, confesaba que él había censurado las partes eróticas del relato. Y eso es lo que justamente Leónidas Lamborghini retoma para recrear lo que él llamó después en una de sus primeras novelas "Un amor como pocos" (1993), en donde él va a poner a todas aquellas posibles escenas eróticas que había eliminado el otro", indicó.

"Entonces, estas idea del margen, y esta lectura, atenta, curiosa, es, tal vez, una de las cosas que a mí más me atraen de la creación literaria. En realidad, como decía Osvaldo, la historia de la escritura y de la lectura es la historia de todos estos préstamos, a ver, pensemos en (Sigmund) Freud y qué seríamos si no hubiera leído los clásicos griegos. El mundo de Occidente sería un mundo completamente diferente sin esas lecturas", expresó.

"Hace unos días, un amigo me mandó, así, muy oportunamente, un relato; me pidió que lo leyera y me contó que había estado leyendo una novela, un relato, justamente, de Osvaldo Lamborghini, el hermano de Leónidas, que se llama "El Fiordo" (1969), un relato sumamente shockeante. Y él... y me manda este texto, y me dice: "estuve leyendo esto y escribí este relato". Muy... digamos: Lo que puede el azar. Justamente cuando yo estaba pensando en qué contar en esta charla, aparece esta idea de una persona que lee, y que a partir de esa lectura, escribe un relato", compartió.

"Y en cuanto a los críticos pasa algo parecido. Los críticos literarios también hacen esto, estas lecturas curiosas, y van a tomar algún concepto que es más como un detonante de alguna idea, de alguna línea de pensamiento que los lleva a analizar. Bueno, pienso, por ejemplo, el concepto de margen, para mí, de Leónidas Lamborghini, fue central para mi tesis sobre el autor", afirmó luego.

"Pero pienso también sobre otro autora, que se llama Ana María Sánchez, que toma un título de la temática de Juan Sasturain, "Manual de Perdedores", toda una línea de investigación interesantísima sobre la figura del perdedor. Entonces, también, para ir redondeando, cómo la lectura de un crítico literario, también parte de un concepto que, a lo mejor, le detona alguna idea interesante que vale la pena desarrollar", agregó.

"Bueno. Una tercera dimensión, para comentarles, que me parece interesante, es que hoy no es tan herético hablar de la literatura en internet, pero hace unos años en un ambiente como éste, en una feria del libro, sí, lo sería. Pero hoy, podemos, habitualmente, pensar en esos términos, porque una de las cosas más interesantes es la relación que se establece, justamente entre escritores y lectores, en la red. Hay un concepto, desde hace algún tiempo, que es el de co-creación, que se utiliza mucho porque además, esas relaciones inmediatas que se tienen en las redes, esa inmediatez, nos permite además, interactuar con nuestros propios lectores, y tenemos realmente casos estudiados de escritores que han incorporado en su escritura las observaciones de sus lectores, y hay muchos de ellos que parten de Facebook o de alguna otra red social y aprovechan ese lugar, podría decirlo como una libreta de anotaciones. Esas libretas en las que se ponen a prueba errores y aciertos de estructuras narrativas o poéticas, pero que además es inmediata la recepción del lector y la creación, por eso hablamos a menudo de co-creación, que se puede hablar para cualquier otra obra. Esa conversación que existe en Facebook y esa participación del espectador con el intérprete, pueden posibilitar esa especie de creación colectiva", remarcó.

"Por ejemplo, también, las redes son el puntapié inicial para empezar un recorrido, de legitimación de libros. Los libros de físicos... muy a menudo, los autores tienen ese escalón para después lanzarse a la edición de los libros editados. Ese es un recorrido que se está haciendo muchísimo, o sea que el libro obviamente seguirá en papel por mucho, mucho tiempo", sostuvo.

"Y bueno, para concluir este pequeñísimo de la lectura del otro, quiero leerles una cita de (Roland) Barthes ("Escribir la lectura", Le Figaro littéraire -1970-), que es muy bonita, y que... alguno se sentirá identificado. Dice: "¿Nunca os ha sucedido, leyendo un libro, que os habéis ido parando continuamente a lo largo de la lectura, y no por desinterés, sino al contrario, a causa de una gran afluencia de ideas, de excitaciones, de asociaciones? En una palabra, ¿no os ha pasado nunca eso de leer levantando la cabeza? Es sobre esa lectura, irrespetuosa, porque interrumpe el texto, y a la vez prendada de él, al que retorna para nutrirse, sobre lo que intento escribir", concluyó.

CEBALLOS: DEL PRIMER LECTOR AL APRENDIZAJE HASTA LA MARAVILLA DE LA LECTURA

José Gabriel Ceballos nació en Alvear, Corrientes. Es abogado y escritor. Publicó varios libros en el género cuento, dos novelas, "Víspera negra" y "En la resaca", tres novelas cortas, “Ivo el Emperador", "Confesiones de un extraño demiurgo" y "La invasora", y tres antologías personales de relatos, "Fabulario de Buenavista" y "Segundo fabulario de Buenavista" en Argentina, y que "Made in Buenavista", en Brasil.

Fue galardonado en Argentina con los premios "Juan Torres de Vera y Aragón", de Corrientes, "Peirotén de Poesía", de Santa Fe. En 1997, y el Premio Municipal del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires -premio único de novela inédita, bienio 2008/2009, entre otros.

Su libro de cuentos "El patrón del Chamamé" obtuvo el Premio Único Latinoamericano de la Editorial Universitaria Centroamericana -Educa- de San José, en Costa Rica. En 2009, su libro "Entre Eros y Tánatos" recibió el Premio Tiflos de Cuentos, organizado por la Fundación ONCE, en Madrid, España.

"En mi casa no se leía. Yo vengo de una casa donde no había libros, o había muy pocos libros que eran adornos. Una casa, pequeño burguesa muy estructurada, muy conservadora, y empecé mal porque empecé con la escritura. Sentía necesidad, entonces me puse a escribir, y todavía no era lector. Empecé a manotear en el pueblito, yo vengo de Alvear, algunos de ustedes lo conocerán, empecé a manotear en las bibliotecas, en las cosas, en la biblioteca popular. Por otro lado, en esa época era muy paupérrima...", compartió, para cerrar la conferencia, José Gabriel Ceballos.

"Entonces las bibliotecas funcionaban con donaciones, era una habitación en la escuela, y ahí empecé a manotear Verne, Julio Verne, y después cosas así sueltas, que desde ya, Robin Hood, creo, esas cosas y seguía escribiendo unas porquerías terribles, buenitas, mal, mal, feísimo, pero no era lector. E incluso ya había cometido mi primera publicación, que era poemario, yo tenía diecisiete años", añadió.


Seis Historias Grises. José Gabriel Ceballos. 

"Un tío mío que vivía en de Buenos Aires que era accionista de una editorial la convenció a mi abuela de que yo tenía un destino glorioso en la poesía mundial, y la viejita pagó la edición, que era lo que quería el tipo, y editaron dos mil quinientos ejemplares, y recuerdo que yo estaba muy emocionado, lo conté varias veces, yo siempre esperaba que llegara (la edición) en la estación del tren, cuando venía el último vagón, del correo, para llevar los libros y nunca bajaban. Hasta que un día, volvía del colegio, y me esperaban los libros en mi casa, una montaña impresionantemente grande, porque, además, lo editaban, el tipo este, el tío mío, que en paz descanse o no, se mandó una edición de súper lujo, una edición así de gorda, pagados por mi abuela, y me quedé con dos mil quinientos libros", contó.

"Acá en Corrientes, tengo la suerte de compartir vivienda con una persona que era de Alvear, pero que no habíamos sido amigos, era mayor que yo, había hecho colimba, se había recibido, yo empezaba la facultad de derecho, y él era ya abogado, era Nelson Pessoa. Conviví unos cuantos años con él, en ese departamento. Y fue un hallazgo, esa amistad, porque una de las primeras conversaciones que tuve con él, largas conversaciones en la noche, yo ahí descubro lo que es un lector. Fue el primer lector que encontré en mi vida, a los 17, 18 años. Fue la primera persona con la que hablé en mi vida, que era lector", continuó.

"Era un tipo que te podía hablar de (León) Tolstoi, (Fiódor) Dostoievski, y bueno... yo me quedé azorado. Y una de las primeras conversaciones, porque en esas conversaciones lo que yo hacía era aprender, me dijo: “Mirá, Felipe -ese era mi nombre de guerra porque todos teníamos nombre de guerra-, si vos querés ser escritor, tenés que ser lector, primero, si no sos lector, primero, y fanático, y enfermo de la lectura, no vas a ser escritor", recordó.

"Después conocí otra gente que me impulsó a eso, pero el primer empujón me lo dio ese amigo, y me diagramó un poco por dónde empezar", agregó.

"Tardíamente, me metí en ese mundo que para mí es realmente un mundo fundamental de la Literatura, incluso como escritura", confesó.

"Más adelante, tuve otra suerte, que conocí a una amiga, de Posadas, Olga Zamboni, yo ya era lector, me acuerdo que gastaba mi mensualidad de viajante, y yo soñaba con tener una biblioteca inmensa, de libros...", dijo luego.

"Ella me dijo: “No, vos tenés que empezar por los greco-latinos. No te podés perder de los greco latinos, porque te falta irte más abajo, y tuve tanta suerte que ella me diagramó una lectura que duró tres años. Hacía enormes... pegaba hojas…cuadros sinópticos, y leí todos los grecolatinos, pero una lectura de aprendizaje, que fue muy profunda... además guiada por una mujer que trabajaba en eso, en la facultad. Fue una experiencia maravillosa", expresó.

"A partir de ahí siguió ese mundo para mí y fue una lectura de aprendizaje, durante cuarenta años fue una lectura de aprendizaje", subrayó.

"Ahora, de viejo, cuando ya dejé un montón de actividades, cuando ya dejé trabajos, llamémosle prosaicos, la profesión, el trabajo en el campo, las situaciones, son media hora por día fuera de la Literatura, y es exactamente a donde quería llegar, tener las veinticuatro horas del día para leer", contó Ceballos.

"Ahora ya no leo por aprendizaje porque ya está, leo por disfrute, y es una lectura totalmente caótica, y que me maravilla", expresó.

"Leo tres cuatro libros, y ya no leo metódicamente, y compro y mezclo", compartió.

"Yo creo que la lectura, para el escritor, cuando estoy escribiendo, cuando encaro un proyecto literario y empieza a funcionar una novela, o libro de cuentos, yo busco lecturas que, primero, no tengan nada que ver con lo que estoy escribiendo, lo más distante posible, si estoy escribiendo un cuento, de un tipo loco, de la soledad de un tipo o de un proceso militar, trato de ir a un cuento del Siglo de Oro a una Literatura que no tenga nada que ver, o a una literatura posmoderna, y me siento como protegido. Creo y estoy convencido que lo que pasa es que mantengo el músculo literario y, por otro lado, me siento como arropado, como protegido, porque cuando termino de escribir salgo del recreo y el recreo es la lectura", dijo antes de terminar.